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domingo, 15 de febrero de 2009

Obsesión, compulsión, ansiedad y parafilias

Obsesión, compulsión, ansiedad y parafilias

por Isabel Boschi

En esta exposición me ocuparé de las antiguas y nuevas definiciones de parafilias según John Money, como figura en el DSM – III-R y en el DSM -IV (Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) y en la obra "Lovemaps" (John Money, Irvington Publishers, New York, 1986).Asimismo revisaré las definiciones obsesión, compulsión y ansiedad, según la Psiquiatría. y veré como se articulan las conductas obsesivo – compulsivas a través de la ansiedad.

Descubriré algunas técnicas en el tratamiento de los trastornos obsesivos – compulsivos parafílicos y asociales y ejemplificaré con unos casos.

Quiero apelar a la inquietud científica de los colegas para nuclearnos en torno del tema de la ansiedad en las conductas compulsivas sexuales asociales.

 

 

Este trabajo fue presentado en las Segundas Jornadas Argentinas de Trastornos de Ansiedad, en el Paseo la Plaza, ciudad de Buenos Aires, el 14 de agosto de 1998. Su propósito es pasar revista a los componentes de la conducta humana definidos por la Psiquiatría en el DSM – III – R y DSM – IV; por la sexología según John Money y por la Farmacología, según Moizeszowicz y Eli Coleman.

Como terapeuta sistémica quise articular estos enfoques a partir del pedido angustioso del paciente parafílico, quién no sabe cómo eliminar el malestar y quien muchas veces sueña con la muerte para solucionar su problema.

Por eso, no sólo trabajamos en el sufrimiento y ansiedad que le produce lo inexplicable de su conducta para sí mismo, (en el caso de las parafilias sin daño al otro) sino que incorporamos la angustia, para que descubra el daño que implican las conductas ofensivas parafílicas asociales, con las que perjudica a otros.

 

Introducción

La ley, la Psiquiatría forense y el psicoanálisis denominan "perversión", a lo que uno de los máximos representantes de la Sexología del siglo XX, John Money, describió bajo el nombre de "parafilia".

La parafilia figura en el DSM-III-R (Manual de diagnóstico de los trastornos mentales) entre los trastornos sexuales.

En las últimas décadas de este siglo, los terapeutas e investigadores en el área de la parafilia observaron que muchos de sus consultantes parafílicos podían presentar una base depresiva. Otros informaron que una intensa ansiedad precedía las conductas de estos pacientes, clasificadas por los profesionales como compulsivas porque se manifestaban sin el control voluntario de los sujetos.

Los terapeutas advirtieron que las personas que procedían así se adherían a un objeto, sexual, con fijeza obsesiva, exclusiva y específica. Otros investigadores compararon la ansiedad que precedía la conducta compulsiva con el aura de la epilepsia temporal. Aún no existe suficiente experimentación que corrobore esa correlación.

Los pacientes informan que la conducta que los expertos denominan obsesivo – compulsiva les proporcionan un breve alivio al aumento de su ansiedad, pero que ésta reaparece cíclicamente. Su vida sexual se desarrolla entre uno y otro pico de ansiedad, por lo que la gratificación es relativa y tensional. Dicen los medicadores que la descarga sexual actúa como un ansiolítico de corta vida. (Eli Coleman).

Todas estas experiencias clínicas determinaron que los redactores del DSM IV, además de ubicar a la parafilia entre los trastornos sexuales, pasen a considerarla como una conducta propia de "trastornos del control de los impulsos", según el DSM –IV y que acuñen un nuevo concepto, el de "conducta sexual compulsiva".

Decimos que la conducta sexual compulsiva es parafilica cuando las obsesiones o ideas fijas en su contenido sexual que motivan al sujeto a la excitación y el orgasmo, son tácita o explícitamente rechazados por un contexto social determinado. Esta sería la dinámica del proceso parafílico.

Si el deseo sexual de una persona moviliza una ansiedad que le provoca malestar, actúa compulsivamente para aliviarse.

La sociedad reprueba su conducta por razones de hábitos morales, valores o costumbres. Eso le genera nuevas ten siones que necesitará descargar compulsivamente. Surge así un circuito de mantenimiento, productor de nuevas ansiedades y nuevas conductas sexuales compulsivas, que se perpetuarán si no intervenimos terapéuticamente con o sin medicación, según la necesidad del caso.

Función de la ansiedad en la conducta parafilica

La experiencia de ansiedad anticipa a la persona con conducta parafílica, que su objeto temido y deseado está cerca. Objeto temido, porque su proximidad genera castigo. Deseado, porque sólo él despierta su deseo. Pero también devela que "el contenido de la obsesión parafilica de la persona es ajeno, fuera de control, y no encaja en el tipo de pensamientos que él esperaría tener". (DSM-IV).

Si con medicación y con el trabajo terapéutico instrumentalizamos la ansiedad, la persona puede llegar a sentir la satisfacción de controlar su conducta ansiosa.

La ansiedad controlada nos ilumina sobre los momentos iniciales del problema actual del paciente, moviliza al sujeto para el cambio y le demuestra que puede manejarse a sí mismo.

A tal efecto, un implemento sencillo es la confección de un ansiómetro donde el paciente registra puntillosamente sus grados de ansiedad diaria, los episodios que cree la desencadenaron, la hora, día y circunstancia en que se produjo y su reacción cuando se desencadenó su ansiedad.

Este instrumento representa un proceso autorreflexivo y una conducta activa que permite que la persona afectada pueda discutir en la terapia la corrección, evaluación y anticipación de sus conductas parafílicas.

Graficar, reflexionar y hablar sobre lo sentido ante las vicisitudes de su ansiedad, produce un aprendizaje tal que una vez incorporado en su mundo subjetivo, el cambio se traslada a su conducta externa.

El ansiómetro nos permite implementar los siguientes pasos terapéuticos:

Partiendo de la unidad sistémica paciente – terapeuta llevarán a cabo estas acciones:

La lectura del ansiómetro de sesión en sesión, detectará las situaciones ansiógenas en sus múltiples expresiones, los personajes involucrados, el estímulo o factor desencadenante y de que manera se produce.

En cada situación el paciente evaluará la intensidad de la ansiedad.

El sistema terapéutico reconstruirá el posible origen de la situación ansiógena como dice Richard Green en "Impresiones de la memoria. La reconstrucción del recuerdo" (XII Congreso Mundial de Sexología, Yokohama, 1995)

El sistema terapéutico investigará el significado que el paciente adjudicó al episodio rememorado.

5 . Paciente y terapeuta trabajarán para modificar el relato cristalizado reemplazándolo por otro viviente, afectivizado, donde quepan la pena, la compasión, la culpa no persecutoria y donde la ansiedad ya controlada preanuncie cambios conductales.

El paciente practicará, para graduar la intensidad de su ansiedad, ante el estímulo típico desencadenante de la misma.

El paciente generalizará el aprendizaje del control de su ansiedad ante otras situaciones afectivas temidas o indeseables.

8. Si la ansiedad recrudece y se hace inmanejable, paciente y terapeu ta considerarán la necesidad de la medicación.

Precisiones

Dice el DSM III-R, siguiendo al sexólogo neozelandés John Money:

Parafilia:es una condición erotosexual que ocurre en hombres y mujeres quienes responden o dependen de un estímulo inusual socialmente inaceptable.

Está presente como parte del imaginario erótico o de su fantasía y le sirve para iniciar y mantener la excitación eroto – sexual y para conseguir el orgasmo.

Su origen se remonta a escenas tempranas del pasado precoz del sujeto quien sufrió episodios traumáticos de abuso sexual o una severa represión de algún adulto significativo, represión que obstaculizó sus intereses afectivo sexuales a una edad crítica.

 

El DSM-III-R definió ocho de las parafilias más comunes: paidofilia, exhibicionismo, voyeurismo, masoquismo sexual, fetichismo travestista, sadismo sexual, fetichismo y frotteurismo.

Las experiencias corporales traumáticas vividas en etapas tempranas cruciales en la formación de la personalidad adquieren un significado que crea y amplifica un desorden de ansiedad subyacente (Coleman, "Parafilias y desórdenes crónicos").

Posteriormente, este desorden de ansiedad primario se experimenta como una distimia secundaria.

Parafilia según el DSM-IV

El DSM-IV, en "Trastornos del control de los impulsos no clasificados en otros apartados" ubica a la parafilia entre los trastornos del control de los impulsos no especificados, junto con la dependencia de sustancias, (como síntomas relacionados con el control de los impulsos) (302.70)

"La característica esencial de la parafilia es la presencia de repetidas e intensas fantasías sexuales de tipo excitatorio, de impulsos o de comportamientos sexuales que por lo general engloban: 1) objetos no humanos; 2) el sufrimiento o la humillación de uno mismo o de la pareja; o 3) niños u otras personas que no consienten, y que se presentan durante un período de al menos seis meses" (Criterio A)

Para algunos individuos, las fantasías o los estímulos de tipo parafilico son obligatorios para obtener excitación y se incluyen invariablemente en la actividad sexual.

En otros casos, las preferencias de tipo parafilico se presentan sólo episódicamente (por ej., durante períodos de estrés) mientras que otras veces, el individuo es capaz de funcionar sexualmente sin fantasías ni estímulos de ese tipo.

"El comportamiento, los impulsos sexuales o las fantasías provocan malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo" (Criterio B).

Trastorno distímico: es un trastorno del estado de ánimo. Su característica esencial es un estado de ánimo crónicamente deprimido, presente la mayoría de los días. Los sujetos describen el estado de ánimo como "triste" o "desanimado" (DSM-IV).

Formas de ansiedad

Ansiedad:Moizeszowicz la describe como un desasosiego psíquico. Reserva para la angustia un plano predominantemente psicotomático.

Una persona con angustia o ansiedad titubea en precisar el objeto que la provoca.

Angustia real:la persona la siente frente al mundo externo.
Angustia neurótica:la experimenta, según una concepción psicodinámica, frente a los requisitos del ello, de los instintos.
Angustia fóbica:la persona siente que se desencadena frente a situaciones fobígenas comunes, sin relación comprensible con el peligro
Angustia sin relación:se da ante un peligro exterior. Dice la OMS que presupone una "neurosis por pérdida o trastorno involuntario psicogénetico, de alguna función".

 

En el aspecto psicológico los síntomas aparecen en la persona debido a que vivió situaciones cargadas emocionalmente y expresan simbólicamente el conflicto que subyace.

Ansiedad persecutoria:El individuo teme que su yo sea aniquilado, por lo que huye de su supuesto perseguidor.
Ansiedad depresiva:La persona es conciente del daño realizado a los demás y a sí mismo.

 

El autor expresa que es difícil sostener el exclusivo origen somático de la ansiedad porque la angustia parece asentarse en las estructuras mesodiencefálicas. El ansioso presenta un estado de hiperactivación desmesurada que puede ocasionar una angustia anormal para un grupo social.

Los ansiolíticos reducen su nivel de ansiedad pero cuando detecta la aparición de los componentes fisiológicos de la ansiedad, recrudece la activación.

Moizeszowicz indica terapia porque, aunque la medicación bloquee los componentes somáticos de la enfermedad, la angustia psíquica persiste; y recomienda un tratamiento con benzodiazepinas porque produce una acción miorrelajante, una acción ansiolítica y una acción desinhibidora de conductas estresantes.

El DSM-IV en el capítulo "Trastornos obsesivo – compulsivos define a las:

Obsesiones: ideas, pensamientos, impulsos o imágenes de carácter persistente que el individuo considera intrusas o inapropiadas y que provocan ansiedad o malestar significativo.

Esa cualidad de intrusa o inapropiada se denomina "egodistónica".

"El individuo con obsesiones busca neutralizarlas mediante otras ideas o actividades."

Las compulsiones: se definen como comportamientos o actos mentales cuyo propósito es prevenir o aliviar la ansiedad, pero que no proporcionar placer o gratificación.

Conducta sexual compulsiva: (o csc) el DSM-IV la da como ejemplo de un "desorden psicosexual aún no clasificado".

La csc se caracteriza por querer reducir la ansiedad originada por un deseo sexual.

Conductas compulsivas no parafilicas

Ya clasificamos las conductas sexuales parafílicas. Existen conductas sexuales compulsivas no parafílicas. Las agrupamos (Coleman) en cinco subtipos:

Cruzamiento compulsivo con múltiples parejas o cruising. La persona "escanea" constantemente el entorno en busca incesante de conquista y satisfacción en una salida sexual con múltiples parejas a las que desecha rápidamente.

Fijación compulsiva a una pareja inconquistable. La persona idealiza a un objeto de amor y aunque las pruebas de realidad expresen que no existe reciprocidad en el amor, su fijación compulsiva le impide corregir su fantasía amorosa.

Autoerotismo compulsivo. La persona siente un impulso obsesivo y compulsivo a estimular sexualmente sus genitales. Sólo lo detiene la extenuación, el daño a su cuerpo o la presión social porque pese a su acción masturbatoria no puede detener un sentimiento de soledad que incrementa la ansiedad.

Múltiples relaciones amorosas compulsivas. Estas personas se obsesionan y realizan actos compulsivos para ser intensamente queridas en una relación nueva, para la que solicitan permanentes manifestaciones de afecto.

Sexualidad compulsiva en una relación. Si la persona no logra estas expresiones compulsivas su sexualidad se transforma en ansiedad, depresión y enojo.

Cuando le prodigan interminables expresiones sexuales de afecto, el alivio de la ansiedad es temporal. Al poco tiempo expresará su intensa posesividad, celos y enojo.

Cómo reconocer las conductas sexuales compulsivas.

En cada persona debemos buscar los síntomas asociados con desórdenes de ansiedad, depresión y dependencia a la droga y al alcohol. La gente con csc puede experimentar:

Tensión motriz (temblor, estremecimientos, cefalgias, dolores musculares, desasosiego, incapacidad de relajarse, fatiga).

Hiperactividad autonómica: (jadeo, taquicardia, transpiración, boca seca, mareo, náuseas, diarrea, orina frecuente, dificultad en la deglución)

Hipervigilancia (sentimiento de que están "en el límite", sobresalto fácil, dificultad de concentración, insomnio, irritabilidad)

La ansiedad es extenuante y desmoralizante.

Muchos pacientes con csc experimentan ansiedad aguda y crónica o depresión en respuesta a la csc.

En el acto sexual se sienten fijados a su ansiedad y depresión. Pueden salir de esa ansiedad sólo por poco tiempo. Por eso, cuando se deprimen, algunos llegan a suicidarse.

Algunas preguntas adicionales sirven para diagnosticar síntomas o estados de enfermedad. Conviene averiguar en cada paciente para detectar:

  • Ansiedad
  • Depresión
  • Abuso de alcohol o drogadependencia
  • ETS
  • Embarazos indeseados
  • Problemas somáticos
  • Discordia relacional
  • Disfunción sexual
  • Abuso infantil

No son conductas compulsivas

Una intensa dedicación a la actividad sexual vivida sin ansiedad y con placer.

El incremento de las relaciones sexuales o las masturbatorias durante la adolescencia, en la luna de miel o en cualquier etapa de la vida a solas (autoestimulación) o en una relación con una pareja respondiente y satisfactoria.

Conductas sexuales problemáticas

Son aquellas que el individuo no acepta por su formación religiosa o por la norma social opuesta a su ejecución.

Con la información y orientación adecuada y suficiente, las personas pueden superar el problema.

"Pero otros individuos almacenan en los engramas erotosexuales de su cerebro la representación de una conducta autofrustrante tal vez a causa de la disfunción de los neurotrasmisores y la información que surge de ella.

"Esta csc es patológica porque el cerebro genera ansiedad y el patrón de conducta sexual está actuando como un ansiolítico de corto alcance, similar a otras conductas obsesivas y compulsivas. Esa conducta sexual es dañina en su aspecto obsesivo y compulsivo.

En tanto las conductas sexuales problemáticas remiten ante las terapias simples, no sucede lo mismo con las csc. En ese caso necesita medicación" (Eli Coleman).

Farmacoterapia

El medicador debe evaluar la severidad de las obsesiones del paciente, sus compulsiones y la existencia de otros desórdenes físicos y psiquiátricos.

Algunos médicos prefieren antidepresivos serotanérgicos porque no tienen efectos colaterales potenciales y porque tienen ansiolíticos antilibidinales y antidepresivos, con lo cual permiten que el paciente participe en la terapia verbal con toda su capacidad de concentración.

Los especialistas observaron que la fluoxetina es eficaz en las csc en tanto que los antiandrógenos los emplean en casos parafílicos resistentes (ANDROCUR; DEPO-PROVERA).

Además si el médico así lo considera (que el paciente realiza csc) lo medicará con antidepresivos, antiepilépticos, antipsicóticos u otras medicaciones pertinentes.

La psicoterapia y la ansiedad

El tratamiento psicoterapéutico sistémico ayuda a resolver la fuente de los problemas psiquiátricos y el desorden psicosexual.

También es útil para mejorar el manejo de la ansiedad y la forma de lograr una buena intimidad.

La terapia familiar sistémica es esencial porque muchas conductas se iniciaron en el entorno familiar.

Las técnicas de abordaje terapéutico deberán ser claras, sencillas, graduadas, creativas y diversificadas, acorde con el momento que atraviesa la terapia.

Enumero algunos de los recursos que suelo emplear en la terapia donde reinan la compulsión, la obsesión y la ansiedad del consultante y la interacción entre los miembros de su familia entre sí y con él.

Uso del ansiómetro a lo largo de la terapia.

Técnicas de relajación al inicio de las primeras sesiones y cuando la ansiedad recrudece.

Empleo de un cuestionario inspirado en John Money para detectar circunstancias precursoras para la construcción de la parafilia, de los elementos cognitivos que influyeron en su formación familiar temprana y en su mantenimiento actual.

Información sobre lo que le sucede

Indicación bibliográfica ("El Arte de Amargarse la Vida", de Watzlawick ayudó en gran medida a varios pacientes con ideas obsesivas).

Propuestas de aprendizaje de nuevos patrones de relación (aprendizaje del cortejo, por ej.)

Fijación de límites realistas para no ser hiper-restrictivos y para que el paciente los pueda cumplir. Por ej. para un exhibicionista le indique masturbarse dentro del auto con la puerta progresivamente más cerrada hasta que llegó a cerrarla, en una primera parte de la terapia.

Muestra

Dieciocho pacientes presentaron conductas obsesivo - compulsivas con o sin contenidos parafílicos y con ansiedad de diferente intensidad.

El propósito de la selección de este grupo era investigar los resultados de la terapia con y sin medicación, y la detección de los cuadros más resistentes al cambio para averiguar las causas del fracaso terapéutico.

Motivo de consulta: no todos los consultantes acudieron por problemas parafílicos.

Algunos de ellos se preocupaban por sus obsesiones, por la incomodidad de su conducta descontrolada, por su desasosiego ante situaciones sociales más o menos detectadas por ellos mismos pero cuya explicación ignoraban.

Muchos sobrevaloraban los alcances de su csc, aunque no fuera dañina para los demás (Ej: paciente que se estimulaba con pañuelos, otro rompiendo o haciendo romper papeles en el acto sexual)

El desconocimiento de lo que les pasaba incrementaba la ansiedad.

Esta se potenciaba en los individuos que actuaban conductas condenadas por la sociedad:

  • Tocar sexualmente a los niños
  • Tocar los glúteos de las mujeres en las aglomeraciones sin que ellas lo consintieran
  • Decir obscenidades por teléfono
  • Espiar desnudos femeninos o espiar escenas sexuales ajenas
  • Violar personas
  • Trasvestirse

 

Comentarios sobre la muestra

De las dieciocho personas asistidas con un promedio de seis meses a una sesión por semana, seis cometieron abuso sexual ocasional o sistemático.

Los dos pacientes a los que no pude ayudar a vencer su compulsión cleptofílica (placer por robar) me hicieron sentir que fracasé con ellos, o ellos junto conmigo. No pude implementar una terapia familiar. Tenían antecedentes de maltrato y abandono parental.

En el resto de los consultantes el sistema terapéutico produjo desde éxitos y modificaciones en muchos y fundamentales aspectos de su vida, a un mejor control de su ansiedad, manejo de las obsesiones y sexo más placentero.

Cinco personas fueron medicadas con Rivotril y Fluoxetina. En todos ellos la evolución terapéutica fue favorable. Dos personas en las que detecté crisis de pánico, se beneficiaron con la medicación pese a ser reacias por causas "de su alergia", a tomar medicamentos alopáticos, con lo que el estudio médico precedió a la administración de fármacos por el facultativo, cuando los pacientes aceptan a ser medicados.

Mi mayor éxito fue con los fetichistas travestistas, los exhibicionistas y los homofóbicos.

Caso exitoso

Concurre a la consulta un joven de veinticuatro años, deprimido por eyacular precozmente. En su adolescencia no se atrevió a cortejar a ninguna novia. Se inició sexualmente con una prostituta, eyaculó rápido y desistió de tener relaciones sexuales. Cuando vio que todos sus amigos tenían novia consultó a un médico sexólogo para controlar su eyaculación, pero no lo logró.

Vino a verme en el momento en que su ansiedad era intensa. Estaba al borde de las lágrimas. Lo medicaron con fluoxetina y con la terapia controló su eyaculación, conversó sobre cómo vivía su sexualidad y sus dificultades para conseguir pareja. Comenzó a noviar y tuvieron relaciones sexuales con placer, tras concurrir en pareja a la terapia sexual.

Decidieron casarse y él tuvo un ataque de pánico. Apareció su homofobia. En terapia trabajamos intensamente sobre la ansiedad que le generaba el casamiento, su temor a estar entre hombres, su fobia social y sexual en sesiones individuales y en pareja. Nuevamente medicado y en terapia, se casaron y fueron felices.

Después de un tiempo (3 años) apareció un ataque de pánico cuando ella propuso tener un hijo. Concurrieron juntos y luego él solo a las entrevistas. Finalmente, él aceptó la idea de la paternidad posible. Pero entonces descubrieron que ella tenía las trompas de Falopio obstruidas y que él tenía poca y mala calidad de espermatozoides.

El tratamiento para la fertilidad inhibió por períodos el deseo sexual de uno o de la otra.

Después de deprimirse mucho y de que él luchara contra los fantasmas de la homosexualidad y la frustración por no poder cumplir con sus sueños de ser padre y tras una serie de sesiones, aceptaron que tal vez podrían adoptar, si no llegaban a engendrar un hijo biológico. A ella esto le producía un intenso dolor moral, que fue superando merced a terapias corporales.

Él concurrió luego individualmente a la terapia y pese a las circunstancias laborales adversas y a un exigente tratamiento para la fertilidad, cada día superaba su amor por su pareja, tomó decisiones antes impensadas (organizar un viaje a Europa para ambos), ensayó nuevas formas de acercamiento en el diálogo, propuso actividades alternativas y se planteó un mayor acercamiento sexual. Quebró un vínculo intenso y oscuro con la familia de origen, donde los hombres no contaban, a la vez que revirtió una relación indiferenciada con ella.

Si surgían las ideas obsesivas de que le gustaban los hombres podía permanecer sereno, controlando sus emociones, ante el acercamiento afectivo de alguien y aún disfrutar de amistades masculinas.

Hacia fin de la terapia, me trajo un recuerdo del Vaticano, una cajita que reproduce la escena de la creación de Miguel Angel en la que Dios acerca su mano a Adán para darle vida.

La ansiedad de los terapeutas

Como miembro de IATSO, Asociación Internacional para el tratamiento de los ofensores sexuales, estoy abierta a las sugerencias e intercambios clínicos científicos que mejore la salud conductal de la gente con cscp (conductas sexuales compulsivas parafílicas).

Necesitamos reunirnos para delinear los alcances de nuestra acción y corregir el imaginario social que identifica a los terapeutas con agentes de socialización o conrepresentantes de la autoridad, quienes deberían dirigir a los pacientes, ponerle límites y producir cambios en ellos desde afuera, en automático.

Money dice que trabajar con ofensores sexuales genera en muchos de los colegas que no se ocupan del tema: indiferencia, rechazo o ataque hacia el especialista.

Como la misma sociedad soslaya el problema para ayudar, pues sólo propugna vigilar y castigar, muchos terapeutas se autoperciben como idealistas o derrotados.

Otros especialistas sexólogos proponen lo siguiente para no sucumbir a la ansiedad o a la depresión, al ocuparnos del tópico de las parafilias asociales (Eli Coleman):

*Obtengamos el apoyo de nuestra pareja, con una rica vida afectiva personal que contrarresta las dificultades de nuestro quehacer profesional.

*Diversifiquemos nuestros temas de trabajo. Es muy arduo trabajar sólo en parafilias asociales.

*Propongámonos metas realistas y aún así, no esperemos demasiado de ellas.

*Pidamos apoyo logístico a nuestros colegas, hasta que formemos un entorno de intereses compartidos .

Los aspectos oscuros de la sexualidad humana están en todos.

Por mi parte, les abro las puertas de la Fundación Isabel Boschi para toda las inquietudes que surjan sobre las experiencias estudiadas.

TRANSTORNOS SEXUALES / ADICCION AL SEXO

 Cuando hablamos de disfunciones y trastornos sexuales, una de las cuestiones que suelen presentársenos es la de la "adicción" u "obsesión por el sexo". Desde un punto de vista clínico, el Manual Diagnóstico y Estadístico de trastornos mentales (DSM-IV) no lo considera como categoría diagnóstica separada dentro de los trastornos sexuales. Más bien, queda englobada dentro de los trastornos de ansiedad y, más específicamente, se diagnostica como "trastorno obsesivo compulsivo" (TOC).

La obsesión constituye el aspecto mental del trastorno y la compulsión el conductual. En la primera fase, la persona se absorbe en pensamientos o fantasías sexuales. Luego empieza a seguir determinadas rutinas o rituales en busca de estimulación sexual, lo cual puede convertirse en algo más importante que el orgasmo. Entonces se efectúan determinadas conductas relacionadas con la obsesión −cuya ejecución no disminuye el deseo ni satisface la necesidad−.

En términos generales, la obsesión por el sexo se manifiesta por medio de conductas que persisten e interfieren en la vida cotidiana. La actividad sexual en cuestión se convierte en una prioridad y se descuidan otros aspectos. Las consecuencias de la obsesión por el sexo pueden tener repercusiones en el ámbito social, emocional, físico −estrés, nerviosismo y posibles contagios− legal, económico y profesional de quien la padece.

A veces, la obsesión se manifiesta vehementemente sólo durante ciertos períodos, que pueden estar asociados al estrés. En otros casos, es constante aunque quizás menos intensa. También vemos casos que presentan una especie de anorexia sexual, por causa de su afán por mantener un estricto control sobre su obsesión.

Concretamente, puede tratarse de conductas masturbatorias, fetichistas, afición a la pornografía, promiscuidad... La severidad del trastorno está determinada por la cantidad de tiempo, esfuerzo y recursos que suponga para la persona.

Hoy día, Internet ofrece muchísimas facilidades para generar un interés desmedido por actividades relacionadas con el sexo: chateo, cibersexo, páginas con contenido sexual… La inmediatez de la aparente satisfacción es el refuerzo que hace que la persona se enganche fácilmente. Lo que en un principio empezó como una afición se convierte en una obsesión, que puede ocasionar muchos problemas.

En ocasiones, la obsesión sexual −cualquiera que ésta sea− se genera porque el sexo es contemplado como algo prohibido. Y, a menudo, lo prohibido fascina. Además, suele ir acompañada por sentimientos de culpa −con el consecuente secretismo− en quien la padece.

Es posible encontrar desde trastornos ligeros hasta otros bastantes severos, que llegan a incapacitar a la persona. De esto último recordamos casos en los que la persona llega a tal descuido de su trabajo, su pareja y sus hijos que queda en la ruina afectiva, personal, económica y social.

No obstante, son mucho más frecuentes los casos moderados, difíciles de asumir por parte del afectado y en los que el pronóstico es mucho más favorable si se interviene. Ahí puede ayudar la pareja, en el caso de que la tenga, animándolo a que se ponga en tratamiento. Que quede claro que este tipo de patologías no tiene nada que ver con que se tenga una afición y un interés por disfrutar del sexo.

¿Alguna vez te ha preocupado tu grado de interés por el sexo? ¿Has pasado por algún período de obsesión sexual? ¿En qué consistía y cómo lo viviste? ¿Conoces a alguna persona obsesionada por el sexo?

SEXO ORAL ES IGUAL A ENFERMEDADES

L as enfermedades de transmisión sexual (ETS) son grandes desconocidas para la mayoría de los usuarios del sistema de salud, sin embargo generan un número importante de consultas en dermatología, urología y ginecología. Herpes genital, moluscos, hongos, sífilis, gonorrea o el sida centraron el programa de Canal 6Taller de salud, que presenta y dirige Víctor Rodríguez. Para ello, contó con la presencia de especialistas como el dermatólogo de La Arrixaca, Jorge Martínez Escribano, y el médico de Atención Primaria, Francisco Martín Ruiz, junto a los colaboradores habituales: el endocrino y nutricionista de la Arrixaca Juan Madrid y el jefe de Medicina Interna de La Arrixaca, Manuel Molina Boix.
En los últimos años, la incidencia de estas enfermedades ha experimentado un aumento por causas diversas como el turismo sexual. Así, sífilis o sarna tienen hoy una mayor presencia, cuando ya eran enfermedades infrecuentes; una incidencia que afecta especialmente a la población más joven -el 50% atañe a gente de entre 17 y 25 años-, según el doctor Ruiz, por el gran desconocimiento existente dada la falta de educación sanitaria. Como dato a tener en cuenta, citó Madrid: en 1997 se dieron 700 casos de sífilis, mientras que en 2007 se han superado los 1.700, una incidencia que en 10 años casi se ha triplicado.
Prevenir las ETS es un reto que hay que afrontar y para ello es necesario la educación sanitaria. Los servicios de urgencia y en atención primaria aparecen muy frecuentemente estos casos, aunque ya se atreven a preguntar cosas íntimas.
Los expertos advirtieron que el no comunicar a las personas con las que se mantiene relación la enfermedad que se padece es la principal causa de transmisión, junto a los periodos asintomáticos que suelen tener estas enfermedades, en concreto la sífilis, que tarda al menos 21 días en dar la cara.
Vacuna educativa
La desinformación en prevención es lo peor para afrontar las ETS. A este respecto, Martín Ruiz advierte que el preservativo no, el más eficaz de los medios de prevención, no es infalible, ya que, por ejemplo, en el caso de la sífilis se puede contagiar a través del sexo oral. Por eso, insistieron los expertos, educar y promover es en lo que hay que emplearse. «Hay necesidad de una vacuna educativa», indicaba Martín Ruiz.
Principales síntomas
En general, la mayor parte de las enfermedades sexuales se manifiestan inicialmente con secreciones purulentas, úlceras o verrugas vaginales y escozor al orinar. Los dolores pélvicos también pueden ser sintomáticos de una ETS en periodo avanzado. Y en el caso de la sífilis los inicios pueden confundirse con un eccema o psoriasis, su lesión inicial es el chancro, aunque a los 15 ó 20 años puede afectar del cerebro o corazón; de ahí la importancia de que se tomen medidas contra las ETS, fáciles de curar, pero que pueden tener graves consecuencias, sobre todo en el caso de la mujer, que puede llevar a infertilidad y embarazos ectópicos.
Los expertos distinguieron entre las ETS de origen vírico, que salvo el sida, se curan (aunque el virus suele quedar acantonado) y pueden prevenirse con vacunas, en algunos casos; y las bacterianas, que se curan con tratamiento antibiótico, en su mayoría, pero que se pueden volver a contraer.