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lunes, 29 de junio de 2009

Las mujeres tienen pocos deseos sexuales: ¿mito o realidad?

Es un viejo tópico que ha configurado el contenido de numerosos chistes protagonizados por la “jaqueca” con la que la mujer justifica su inapetencia sexual frente a un esposo solícito.
Convendría contrastar este mito con los datos de la investigación sexológica para comprobar si es cierto o falso.


¿Escaso interés en la vida sexual?
Esta idea se basa en dos cosas.
Una, que pone como referencia de normalidad a la sexualidad masculina, que siempre se ha supuesto “frenética”. Y la otra es la frecuente queja femenina de su escaso interés en la vida sexual, en los consultorios sexológicos (mujeres: 51%-62% de las consultas; hombres: 10% de las consultas).
No faltan quienes extrapolan este dato a la población general alimentando el mito de que, quizás, ese bajo tono del impulso sexual no sea patológico en realidad sino el estado natural de la mujer; aunque los estudios epidemiológicos revelan que esta dificultad alcanza al 35% de las mujeres (una de cada tres) y al 15% de los hombres (uno de cada cinco).
Sin embargo, las cosas no son tan claras como puede parecer a primera vista.


¿De quién será la culpa...?
Empezando por la segunda razón para pensar que las mujeres tienen un tono sexual bajo, cuando se comparan mujeres casadas que lo sufren, con otras mujeres casadas que tienen una vida sexual satisfactoria, se encuentra que las primeras fantasean menos durante el juego previo, la masturbación, el coito, y las ensoñaciones diurnas, además de tener menos orgasmos en la cópula que las mujeres sexualmente satisfechas.
Sin embargo, ambos tipos de mujeres se masturban con la misma frecuencia y obtienen orgasmos mediante la automanipulación con la misma facilidad.
Esto es: las mujeres que supuestamente sufren un bajo deseo sexual, se masturban tanto y son tan orgásmicas durante las actividades autoeróticas como cualquier otra. No copulan, pero se masturban; lo cual es muy importante.

Bajos deseos sexuales durante el coito
Dado que la masturbación es un fiel indicador de los niveles de tensión sexual autónomos de la mujer (donde no interviene el varón), que se mantenga al mismo ritmo de frecuencia y logro orgásmico en ambos tipos de mujeres, significa que no existe realmente una disminución del interés sexual global, sino del interés por relacionarse sexualmente con la pareja. Cuando se hable, pues, de baja intensidad del deseo sexual en estos casos, debería añadirse: ...en el coito.
Es decir, esas mujeres con supuestos bajos niveles eróticos tienen deseos sexuales autónomos, no relacionados con sus parejas, tan frecuentes como cualquier otra, que además satisfacen del mismo modo, y con el mismo nivel de eficacia orgásmica. Lo que va mal en ellas no es que su naturaleza sea poco voluptuosa, sino que las relaciones sexuales con su pareja no les atraen por la razón que sea.
Se ha encontrado que dos de cada tres mujeres (68%) mayores de cuarenta años reconocen que experimentan con frecuencia excitación sexual espontánea sin que medien requerimientos masculinos. Y algo más de la mitad de esas mujeres (53%) que esos deseos sexuales espontáneos son diarios o casi diarios. Además, una de cada cinco (19%) ¡los experimentan varias veces en el mismo día! ¡No está mal para unos seres supuestamente asexuados!

Algo más de la mitad de las mujeres admiten tener ganas espontáneas de mantener relaciones sexuales a diario o casi a diario
¡Por supuesto que las mujeres tienen deseos sexuales!
Este es importante, pues esos momentos de excitación sexual espontánea revelan la existencia de un potencial sexual femenino autónomo que aflora a su antojo, con independencia de lo que hagan o dejen de hacer los hombres. Luego, las mujeres tienen deseos sexuales. Y hay razones para sospechar que esos datos infrarrepresenten la realidad, dada la vergüenza a admitir tal cosa por parte de algunas mujeres.
Dicho potencial sexual se mantiene igual (32%) a lo largo de la vida de la mujer, o se incrementa (41%). Esto último ocurre, sobre todo, entre las chicas menores de veinte años (65%), cuando el cuerpo parece un saco de hormonas revueltas.
Son cifras muy elocuentes pues agrupándolas significa que casi cuatro de cada cinco (73%) mujeres mantienen sus niveles de tensión sexual espontáneos con la misma intensidad, o más, a lo largo de toda su vida. Lo que entre las menores de veinte años le sucede al 83% de ellas.
También se sabe que algo más de la mitad (53%) de las mujeres, al menos, admiten tener ganas espontáneas de mantener relaciones sexuales a diario o casi a diario (las hagan efectivas o no). Sí, si: más de la mitad. Otro 40% admite desearlo entre una y tres veces a la semana. De tales datos sólo puede concluirse que tener deseos de mantener relaciones sexuales frecuentes es la norma entre las mujeres (93%), en lugar de la excepción.
¡Caramba con las glaciales féminas!

La intensidad del placer sexual se mantiene con el paso del tiempo
Una prueba tangencial más de que las señoras tienen impulsos sexuales propios es que si no satisfacen esa necesidad del modo que sea, casi las tres cuartas partes (73%) refieren sentirse frustradas. Parece obvio pensar que si el deseo no existiese no habría lugar a tal frustración por no satisfacerlo. El 22% de las mujeres refieren que pueden acomodarse a la situación de no satisfacer sus necesidades sexuales. Lo que lleva implícito admitir que las tienen. Eso arroja una cifra total del 95% (73+22) de mujeres que reconocen tener deseos sexuales autónomos, soporten bien o mal no satisfacerlos cuando lo necesitan. Y esta cifra se parece bastante a la señalada al final del párrafo anterior, lo que aporta una mayor verosimilitud al testimonio.
No está nada mal para unas personas a las que se suponía sexualmente congeladas.
Pero no se trata sólo de que las mujeres experimenten deseos sexuales con frecuencia sino, también, que la intensidad del placer erótico que obtienen en sus relaciones sexuales permanece inalterable (28%) o se hace más intenso (58%) con el paso del tiempo. Lo que resulta más pujante entre las “revueltas” adolescentes, entre quienes su placer sexual se hace más intenso (65%) conforme cumplen años. En cualquier caso, para el conjunto de las mujeres, la intensidad de su placer sexual se mantiene igual o se hace mayor con el paso del tiempo en el 86% de los casos (casi nueve de cada diez). Lo que tampoco está mal para unos seres teóricamente asexuados ¿verdad?

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