3 de Abril de 2010 - 13:05:06 - Pío Moa
Recuerdo un pederasta que, en un reportaje danés, clamaba por la necesidad de "iniciar" a los niños en el sexo a la más temprana edad, para "no perder tiempo", porque después "es demasiado tarde". De forma vergonzante o indirecta, se viene haciendo desde hace mucho, pero en Holanda parece que acaban de sistematizar el consejo. "Semana de las cosquillas primaverales", le llaman al asunto, y se da a partir de los cinco años. Parece que la escuela Montessori de Ámsterdam está encantada.
Lo más interesante es la argumentación justificativa: una "educadora" dice que dejar esa "educación" para la pubertad es un error, porque "a esa edad, es demasiado tarde. Los niños no conversarán con sus padres sobre temas de sexualidad"; y hay que evitar que unos y otros se sientan "cohibidos". Y añade otra "Queremos enseñarles a los niños que la sexualidad es parte de la vida, como comer, vivir y dormir".
Nada podría ser más revelador que esta retórica, típica de todas las perversiones. Desde luego, la sexualidad no es como comer, beber o dormir, y que la señora lo ponga todo en el mismo plano ya indica su calidad intelectual y moral. Pero sin duda es parte de la vida. En realidad, parte de la vida son todas las conductas y actos humanos, incluidos, por supuesto, el robo, el asesinato, el infanticidio, el aborto, la corrupción de los políticos, la perversión de menores, la drogadicción, el maltrato doméstico, la prostitución, la mentira organizada, y tantísimas cosas más. Todas ellas son parte de la vida, al igual que las contrarias.
Estas señoras esgrimen otra argucia: "Como los niños reciben tantos estímulos del entorno, la televisión e Internet...", pues claro, hay que "aclararles las cosas" desde el primer momento. Vivimos, en efecto, una época de puterío generalizado, de consecuencias bien conocidas. Y esta gente tiene su receta: los problemas del puterío se resuelven con más puterío.
La moral es el rasgo clave del ser humano, lo que de modo más decisivo le separa de los animales. Y eso, el aspecto moral de los actos, es lo que intentan suprimir las tendencias progresistas, también estos "educadores" aficionados a hacer "cosquillas" a los niños (después de todo, se trataría de cosas "naturales", propias de "la vida"). Es el intento de volver a la, digamos, inocencia animal. Pero ello es imposible, y la moral les envuelve también a ellos. A sus actos y conductas se les ha llamado siempre alcahuetería y perversión de menores.
Pronto lo veremos en España, de la mano de Zapo y compañía. De manera no tan cruda lo llevamos viendo mucho tiempo.
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**** Cuba, la protesta de muchos cubanos que piden la libertad de la isla, está obrando como revelador de la calaña de nuestros políticos. Lo mismo que su actitud ante la ETA, o ante Solzhenitsin en 1976: no han cambiado, y si lo han hecho es a peor. El PSOE colabora directamente con la tiranía castrista, y el PP muestra la mayor y más hipócrita indiferencia. Se ve que las protestas de los cubanos que piden libertad no son "economía". Por cierto, nótese como estos señoritos / as golfos / as hablan de la "presunción de inocencia" respecto de Garzón, seguramente con la esperanza de reciprocidad en el caso Gürtel. Que este sí es "economía".
Lo más interesante es la argumentación justificativa: una "educadora" dice que dejar esa "educación" para la pubertad es un error, porque "a esa edad, es demasiado tarde. Los niños no conversarán con sus padres sobre temas de sexualidad"; y hay que evitar que unos y otros se sientan "cohibidos". Y añade otra "Queremos enseñarles a los niños que la sexualidad es parte de la vida, como comer, vivir y dormir".
Nada podría ser más revelador que esta retórica, típica de todas las perversiones. Desde luego, la sexualidad no es como comer, beber o dormir, y que la señora lo ponga todo en el mismo plano ya indica su calidad intelectual y moral. Pero sin duda es parte de la vida. En realidad, parte de la vida son todas las conductas y actos humanos, incluidos, por supuesto, el robo, el asesinato, el infanticidio, el aborto, la corrupción de los políticos, la perversión de menores, la drogadicción, el maltrato doméstico, la prostitución, la mentira organizada, y tantísimas cosas más. Todas ellas son parte de la vida, al igual que las contrarias.
Estas señoras esgrimen otra argucia: "Como los niños reciben tantos estímulos del entorno, la televisión e Internet...", pues claro, hay que "aclararles las cosas" desde el primer momento. Vivimos, en efecto, una época de puterío generalizado, de consecuencias bien conocidas. Y esta gente tiene su receta: los problemas del puterío se resuelven con más puterío.
La moral es el rasgo clave del ser humano, lo que de modo más decisivo le separa de los animales. Y eso, el aspecto moral de los actos, es lo que intentan suprimir las tendencias progresistas, también estos "educadores" aficionados a hacer "cosquillas" a los niños (después de todo, se trataría de cosas "naturales", propias de "la vida"). Es el intento de volver a la, digamos, inocencia animal. Pero ello es imposible, y la moral les envuelve también a ellos. A sus actos y conductas se les ha llamado siempre alcahuetería y perversión de menores.
Pronto lo veremos en España, de la mano de Zapo y compañía. De manera no tan cruda lo llevamos viendo mucho tiempo.
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**** Cuba, la protesta de muchos cubanos que piden la libertad de la isla, está obrando como revelador de la calaña de nuestros políticos. Lo mismo que su actitud ante la ETA, o ante Solzhenitsin en 1976: no han cambiado, y si lo han hecho es a peor. El PSOE colabora directamente con la tiranía castrista, y el PP muestra la mayor y más hipócrita indiferencia. Se ve que las protestas de los cubanos que piden libertad no son "economía". Por cierto, nótese como estos señoritos / as golfos / as hablan de la "presunción de inocencia" respecto de Garzón, seguramente con la esperanza de reciprocidad en el caso Gürtel. Que este sí es "economía".
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