De todos los años que he vivido en éste país he tenido solamente una sola oportunidad de conocer, escuchar el testimonio vivo y real de una joven de Somalia, la cual por razones obvias no puedo revelar su identidad, ella tremendamente bella, alta y refinada, con unos ojos almendrados llenos de nostalgia perdida, su piel color de miel tostada, su pelo largo, enroscado como un racimo de uva fresca y volátil, pero lo más curioso de todo es que ella y yo habíamos sido colegas de trabajo durante casi 3 años y nunca se me había pasado por la mente ni me había imaginado que ella había vivido en carne propia la mutilación de sus genitales a la edad de siete años, una tarde cuando todos nuestros pacientes estaban en reposo, las dos decidimos tomar una taza de té, como siempre con mi sonrisa, mis bromas subidas de tono y mirando sus grandes ojos profundos marcados por una humilde tristeza me atreví a preguntarle sobre su virginidad, ella tomó un sorbo de té junto a un gran suspiro largo y mirándome fijamente a los ojos comenzó su relato:
Mucho antes de que cumpliera sus siete años ya había escuchado en sus oídos infantiles de una ceremonia importante de la cual su familia se sentiría orgullosa de ella, muchos detalles le fueron callados, apaciguados en su trayectoria de niña inocente, hasta que cumplió sus siete años, ese día me relataba estaba toda su familia reunida, mirando todo ese ritual o tradición que para muchos es aberrante aunque para otros es una tradición donde se asegura la pureza de la mujer y futura madre, la amarraron de las manos y de los pies, mientras todos los reunidos esperaban en forma ansiosa que llegara la mujer encargada de cortarle, extirparle su clítoris porque con eso se aseguraba su pureza intacta hasta esperar a su futuro esposo, ésta práctica se realiza con una navaja para después coserle todo SIN ANESTESIA!!,nuevamente como prueba de pureza y virtud, con sus gritos de dolor se produjo el desmayo mientras la sangre corría por entre sus frágiles piernas, recibió una infinidad de regalos, me confesó que ella también se sentía contenta y hasta orgullosa de todo éste macabro proceso. Me quedé paralizada, se me cayeron unas cuantas o varias lágrimas mientras ella miraba el fondo de la taza del té, con sutileza y sin rencor terminó su relato nuevamente con un largo suspiro confesándome que todavía permanecía virgen y nunca más volvimos a tocar éste tema.
Creo que el tema de la sexualidad de la mujer a pesar de que nos encontramos en el año 2011 es un tema que para muchos resulta un poco incómodo, más aún si se trata de la mutilación genital de la mujer que se practica todavía en 28 países africanos, en Asia, en el Oriente Medio y con sorpresa se encontraron claras evidencias de ésta práctica en tribus indígenas de la etnia Embera-chamí que habitan en el suroccidente de Colombia. Además, cada vez se encuentran más casos en Europa, Australia, Canadá y EEUU, principalmente entre inmigrantes de estos países.
Cuando comencé a buscar la información de tipo concreta se me hizo sumamente difícil leer, no por las palabras sino por el contenido de ellas que a mi juicio son sumamente fuertes y emocionalmente difíciles de manejar, será tal vez por la crudeza o será tal vez por mi impotencia de no poder hacer nada concreto para poder parar éste macabro ritual pero que en algunas culturas es un ritual donde se supone que es una paso de niña a mujer y la aseguración de la pureza infinita.
La ablación sexual es la mutilación de parte de los genitales externos femeninos para evitar sentir placer sexual, con la finalidad de que la mujer pueda llegar virgen al matrimonio de otra forma la mujer corre el riesgo de ser rechazada por la sociedad y la familia. También se realiza para evitar la supuesta promiscuidad de la mujer y asegurar que solamente tenga hijos con el marido. Existen por la información que he buscado diferentes tipos de ablación:
Amputación del prepucio del clítoris (circuncisión), pudiendo extirparse en parte o en su totalidad el clítoris (clitoridectomía).
Otra forma consiste en la escisión o mutilación total o parcial del prepucio del clítoris y los labios menores, conservando solo los labios mayores.
La infibulación es la forma más agresiva, consiste en la extirpación del clítoris y labios mayores y menores. Después del acto, hay un cocido de ambos lados de la vulva hasta que esta queda prácticamente cerrada, dejando únicamente una abertura para la sangre menstrual y la orina. La infibulación también se le puede llamar circuncisión faraónica.
La ex modelo somalí Waris Dirie, quien sufrió infibulación a los 5 años, ha conseguido que esta práctica sea ilegal en algunos países africanos, aunque todavía existen muchas niñas que hoy no quieren ser mujeres, porque muchas no encuentran el sentido a la vida la sexualidad humana no se reduce a la genitalidad. El sexo es un lenguaje de profundo sentido humano, con sus códigos y signos propios; es comunicación y forma suprema de expresión del amor a través del cuerpo.
Solamente una vez he escuchado un relato real de éste macabro ritual que a mis ojos no sólo mutila los genitales de la mujer, sino que también se trata de mutilar el alma. Dedicada a esta joven Somalí, de quien -por razones obvias- no puedo revelar su identidad, pero que siempre recuerdo, tremendamente bella, alta y refinada, con unos ojos almendrados llenos de nostalgia perdida, su piel color de piel tostada, su pelo largo, enroscado como un racimo de uva fresca, muy pura y, por sobre todas las cosas, a quien jamás le han mutilado su alma.
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