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domingo, 23 de noviembre de 2008

TOTALMENTE SEXO

Tal vez no podamos cambiar al mundo, pero al menos nuestro hogar sí.
Amig@s, que el fin de semana sea de lo mejor:

Siempre decimos que l@s niñ@s son el futuro de una nación, pero sí los viéramos como el presente, comprenderíamos que la nación está construida por todos y que ell@s, resultan ser la parte más vulnerable y desprotegida, ya que no saben que hacer, cuando son agredid@s no saben como actuar, y si la agresión viene desde el mismo seno de su hogar, por supuesto que resultará ser, más perjudicial aún.

En el campo, la vida transcurre muy tranquila, vivir en una bella población campirana, es una delicia, ya que el aire puro, las plantas y árboles que crecen como sin proponérselo, los animales, y todo el entorno como un arroyo, un lago ó una montaña, darán a quienes habiten una gran paz, y l@s chiquill@s son quienes la disfrutan mejor, sólo que esa paz, puede ser interrumpida por el llanto y grito desesperado, de un@s niñ@s cuyo padre, al llegar alcoholizado, les interrumpe el sueño, y les desquicia la vida.

En la ciudad, las unidades habitacionales permiten a sus habitantes conocerse por la obligada cercanía, se podría decir que las voces de l@s vecin@s, casi las conocemos y podemos diferenciar, cuando algo sucede en la vivienda de al lado, los que les circundan se enteran muy fácilmente. Razón por demás que cuando los padres de una de estas casitas, muestran sus frustraciones y terribles traumas, l@s chic@s salen despavorid@s y buscan refugiarse, con los vecinos de enfrente, para evitar estar en el ojo del huracán.

En las zonas residenciales, cuando pareciera que nadie sabe quien vive al lado, ya que las grandes residencias, separadas por bardas enormes, cubiertas de follaje que las disimulan y esconden, con el clásico remate de los alambres de púas y los cables electrificados, demuestran que quienes viven en estos espacios, se defienden y aíslan de los demás, para evitar miradas curiosas y visitas inoportunas. Pero todo este aparato aislante, no les ayuda en nada, a que por momentos, se escuchen gritos desesperados, de niñ@s que suplican: Papá, Mamá ya no peleen, y terminen refugiándose en sus habitaciones, donde los juegos mecánicos ó el Internet, paliarán sus penas y tristezas.

Es@s niñ@s, de cualesquiera de las situaciones planteadas, y de todas las circunstancias sociales, pueden ser l@s vecin@s de cualesquiera de nosotr@s, que sufren de uno de los problemas más frecuentes en todos los hogares, la violencia intra familiar, que lacera, frustra, mal educa y trauma a l@s niñ@s de todas las clases y condiciones sociales, de cualesquiera de los niveles económicos y culturales, que van mermando a la sociedad desde su estructura más fundamental, que es la familia.

Son seres humanos, que desde la niñez, ya viven la violencia, como una cultura ò una forma de vida muy habitual, y que la terminan asimilando como algo muy natural y cotidiano, y que cuando cada un@ de ell@s, salga a la escuela, a jugar en el parque, a los eventos religiosos ò deportivos, estará muy cargado e influenciado de esa violencia, que se vive cada día, cada hora, cada minuto, en todos los hogares del mundo.

En ninguna manera pretendo ser fatalista, pero la crítica social, psicoanalítica y sexual alcanza, para entender que mundo nos espera en un futuro, y sobre todo, que mundo será el que vivan nuestr@s hij@s.

Aquellos seres que decimos amar y que queremos proteger del mundo exterior que cada vez es más hostil; que los noticieros nos muestran, como un mundo de violencia constante y que va en aumento.

Por supuesto, que al mundo no lo podemos cambiar, pretensión vana de su servidor desde esta columna, el creer poder cambiar a toda la sociedad, que a lo mejor lee éste diario, y que tal vez, lo lee, pero no reflexiona.

Lo que sí podemos hacer, es que en nuestro propio hogar, cada un@ de nosotr@s, pudiera evitar que nuestr@s hij@s, no vivieran esta violencia, que al menos, nosotr@s en nuestro espacio, les demos la tranquilidad que necesitan, para poderse desarrollar con el mejor augurio; Si esto sucediera, estoy seguro que al menos, ayudaríamos que el mundo de los nuestr@s, a quienes decimos amar y querer proteger, sea mejor cada día.

Las frustraciones sociales, los movimientos reinvindicadores, las revoluciones, y todo lo que en la sociedad influya, no se gesta en la calle, sino en el espacio que decimos es muy nuestro, y que queremos que sea el remanso de paz y tranquilidad para nosotr@s, y para quienes de nosotr@s dependen, que son nuestr@s hij@s.

La Sexualidad, se gesta también en el interior del ser humano, pero recibe una gran influencia del ambiente exterior, donde una persona se desenvuelve, vive y desarrolla su vida.

Las personas que viven un ambiente de paz, tranquilidad y armonía, buscarán desarrollar una Sexualidad constructiva.

Aquell@s que estén en un ambiente adverso, ejecutarán siempre una Sexualidad destructiva.

Recuerden que al ejercer la sexualidad, nos manifestamos como hemos vivido y como somos.

Al menos cambiemos nuestro espacio, apoyemos a nuestr@s hij@s en su desarrollo y vivamos mejor.

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